viernes, 24 de octubre de 2008

Política burguesa





En la película "El discreto encanto de la burguesía" de Luis Buñuel, hay un personaje que ejemplifica la estofa política burguesa. Se trata de un Embajador de un imaginario país subdesarrollado, la República de Miranda.


Recuerdo dos pasajes.

Después de experimentar la forma que tiene el chófer de beber un martini, se produce el diálogo siguiente:
THÉVENOT (a sus amigos): ¿Han visto usteder?... Es lo que no debe hacerse con un martini seco.

Señora THÉVENOT: Es preciso ser indulgentes. Maurice es un hombre de pueblo. No ha recibido educación.

EMBAJADOR: Ningún sistema podrá dar al pueblo todo el refinamiento necesario. Y, sin embargo, ustedes me conocen, no soy un reaccionario.
Después de ser capturada y magreada por el Embajador, una guerrillera reclama:
GUERRILLERA: ¡Usted no tiene ningún derecho a tocarme! Mao Tse-tung tiene razón: ¡a los sirvengüenzas como usted hay que eliminarlos sin piedad!

EMBAJADOR: No estoy de acuerdo. Si Mao ha hablado así, quiere decir que no ha comprendido a Freud. Y, en definitiva, cuando se ha reflexionado detenidamente, la única solución que hay para los problemas del hambre y la miseria es la militar.

miércoles, 15 de octubre de 2008

El pueblo, técnicamente hablando.


"El pueblo no puede confiar en nadie."
Antidio Cabal (Canción para un asesino, 1962)


Antidio Cabal hablaba de la España fascista.
Y quizás tenía razón.
¿Y más allá?
¿Ninguna persona puede servir de presupuesto y fundamento para una gran asociación libre, un proyecto común, un ser colectivo?
En ese preciso momento histórico cuando las clases subalternas, los oprimidos y los sufrientes se hacen verbo, voluntad política específica, se definen normas y formas de coacción. El pueblo no pierde su aliento mítico. Pero, ¿cómo se constituyen el poder, las banderas y los abanderados del pueblo?
El sujeto históricamente determinado también es una cuestión técnica.

miércoles, 1 de octubre de 2008

Cuando pierda sus cabellos la burguesía


Cuando pierda sus cabellos la burguesía.
Karl Marx (El Capital, T. 1, pag. 207)

Cuando llegue la aurora y pierda sus cabellos
la burguesía
¿me seguirás amando como lo haces ahora
y tendrásla misma luz ue hoy tienen tus ojos?
Si para entonces encuentro lugar de reposo
¿seguirás necesitándome y querrás quedarte conmigo?
Tendremos más años y muchos más sueños que hoy
pero quizás podamos pasear por el jardín
conversar bajo un árbol o decirte una canción
tú puedes mirarme a través de la ventana
arrancar malas hierbas
o si lo prefieres, jugar con los niños cogidos a tu falda
o podríamos interpretar las estrellas
o coger el hilo y el ritmo a los poemas
o viajar los domingos a cualquier solitario planeta
o despacio caminar por las tardes sobre tibias arenas,
podríamos invitar a los amigos y despedirnos hasta el amanecer
o por el contrario muy serios, estudiar y aprender.
Veríamos juntos cambiar en luz las tinieblas del mundo.
¿Podríamos pedir más?
Cuando llegue ese tiempo
¿seguirás necesitándome y haciéndome compañía?
Voy a esperar tu respuesta
ha sonado el fusil, tengo mucho que hacer.

Ricardo Morales Avilés (La Aviación, 1971)