[Cárcel de San Vittore, Milán, 10-V-1928; L.C. 211]
Carissima mamma,
estoy a punto de salir para Roma. Ahora es seguro. Me han autorizado esta carta precisamente para anunciarte el traslado. Por eso a partir de ahora escríbeme a Roma hasta que no te advierta de otro traslado.
Ayer recibí una certificada de Carlo con fecha 5 de mayo. Me escribe que me mandará una fotografía tuya: me alegrará mucho. A estas horas debe de haberte llegado ya la fotografía de Delio que te mandé certificada hace unos diez días.
Carissima mamma, no querría repetirte lo que ya frecuentemente te he escrito para tranquilizarte en cuanto a mis condiciones físicas y morales. Para estar tranquilo yo, querría que tú no te asustaras ni te turbaras demasiado, cualquiera que sea la condena que me pongan. Y que comprendas bien, incluso con el sentimiento, que yo soy un detenido político y seré un condenado político, que no tengo ni tendré nunca que avergonzarme de esta situación. Que, en el fondo, la detención y la condena las he querido yo mismo en cierto modo, porque nunca he querido abandonar mis opiniones, por las cuales estaría dispuesto a dar la vida, y no sólo a estar en la cárcel. Y que por eso mismo yo no puedo estar sino tranquilo y contento de mí mismo. Querida madre, querría abrazarte muy fuerte para que sintieras cuánto te quiero y cómo me gustaría consolarte de este disgusto que te doy; pero no podía hacer otra cosa. La vida es así, muy dura, los hijos tienen que dar de vez en cuando a sus madres grandes dolores si quieren conservar el honor y la dignidad de hombres.
Te abrazo tiernamente,
Nino.
lunes, 26 de marzo de 2012
Prisioneros: Cortazar & Gramsci
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lunes, 19 de marzo de 2012
Hado: poder, resistencia y libertad.
"Quid praecipuum in rebus humanis est? ... , sed animo omne uidisse et, qua
maior nulla uictoria est, uitia domuisse..."
Séneca
Este cuaderno de bitácora aleatorio, con el extraño cometido de anotar exploraciones marginales, parece tener programando su propio fin.
Instrumentos como la brújula o el sistema global de navegación por satélite , ubican el rumbo, no el destino. Otros señalan la velocidad, los resultados objetivos de la maniobras. Hacen al arte de navegación lo que el telescopio o el microscopio a la investigación científica. O lo que el pincel y el lienzo a la pintura.
Esta bitácora cuenta algunos antecedentes, contextos, acaecimientos de un largo viaje colectivo, circunstancias, incidentes, accidentes, momentos, acontecimientos, sucesos, sucesiones, secuencias, tendencias, coyunturas, revueltas, rebeliones, revoluciones, procesos, evoluciones, cambios, transformaciones, en fin, devenires. Anhela, ansía, encontrar conceptos que ayuden a marcar el rumbo a seguir o la velocidad de las maniobras para encaminarse hacia sueños y esperanzas artificiales.
Está bueno esto de sentarse de vez en cuando, insomne, enfrentado a la máquina. Una manera de detenerse sin haber dejado el camino. Pero cada paso concreto abre una red de posibilidades de la más humana providencia. Escribir que la resignación ofende la libertad, saber que Foucault fue un pésimo estratega, levantar el culo de la silla y saber que hay otro hado.
Ex nihilo nihil fit.
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Umberto Melotti
sábado, 17 de marzo de 2012
EL SUBVERSIVO de Armando Tejada Gómez
Un día,
el pobre tipo
empleado o jornalero
ése que anda a los tumbos
y de la cuarta
al pértigo,
el que ha visto llover
y llover
y llover
sobre su lomo gris
y su triste sombrero;
ése,
el tipo a destajo
que vive de segunda
como el padre del padre
de su anónimo abuelo:
el buen contribuyente
de la cola de acémilas,
aquél,
el locatario
con su ataúd de deudas,
ese que viaja en ómnibus
o en tren la vida entera;
un día,
cualquier día
de mascar la impotencia,
va a agotar,
va a gastar,
va a perder la paciencia:
esa última,
oscura rebelión
que le queda.
Un día el subversivo,
va a empuñar la impaciencia.
El tipo es un peligro:
tiene un arma secreta.
el pobre tipo
empleado o jornalero
ése que anda a los tumbos
y de la cuarta
al pértigo,
el que ha visto llover
y llover
y llover
sobre su lomo gris
y su triste sombrero;
ése,
el tipo a destajo
que vive de segunda
como el padre del padre
de su anónimo abuelo:
el buen contribuyente
de la cola de acémilas,
aquél,
el locatario
con su ataúd de deudas,
ese que viaja en ómnibus
o en tren la vida entera;
un día,
cualquier día
de mascar la impotencia,
va a agotar,
va a gastar,
va a perder la paciencia:
esa última,
oscura rebelión
que le queda.
Un día el subversivo,
va a empuñar la impaciencia.
El tipo es un peligro:
tiene un arma secreta.
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