"El pueblo no puede confiar en nadie."
Antidio Cabal (Canción para un asesino, 1962)
Antidio Cabal hablaba de la España fascista.
Y quizás tenía razón.
¿Y más allá?
¿Ninguna persona puede servir de presupuesto y fundamento para una gran asociación libre, un proyecto común, un ser colectivo?
En ese preciso momento histórico cuando las clases subalternas, los oprimidos y los sufrientes se hacen verbo, voluntad política específica, se definen normas y formas de coacción. El pueblo no pierde su aliento mítico. Pero, ¿cómo se constituyen el poder, las banderas y los abanderados del pueblo?
El sujeto históricamente determinado también es una cuestión técnica.
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